Después de su breve visita a uno de sus nuevos vecinos esa noche, llegó por fin hasta su habitación. Una camisa hecha nudo por la mitad colgaba de su brazo, mismo en donde colgaba su mochila. Abrió la habitación aún con una sonrisa perversa en el rostro, pareciera como si acabara de beberse 3 botellas de vodka de un solo sorbo, pero lo cierto era que así era su estado natural. Entró en la habitación cerrando la puerta detrás de el y botó la mochila y la camisa maltrecha, para nada presentable, a un lado. Colocó su guitarra sobre la cama y se echó en la misma con los brazos detrás de su nuca, lanzó un suspiro y casi de inmediato se kedó dormido.